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26 AGO
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Para los padres, un día su hijo disfruta de su compañía y al siguiente, desaparece con sus amigos a pasar el rato, mostrando completo desinterés por lo que sus padres hacen o dejan de hacer. Pasa de forma repentina.

Se trata de algo descorazonador para los progenitores pero liberador en ocasiones para los hijos, que cuando llega la adolescencia abrazan un nuevo significado de la palabra amistad.

A partir de la pubertad, los amigos son más importantes que la familia o las obligaciones, son imprescindibles y no por ello los padres deben sentirse desplazados, puesto que esto es algo propio de una etapa que también pasará.

Durante este momento de su vida, su autoestima y amor propio se construye a partir de la imagen que tienen los amigos de ellos. Por ello, la aceptación, sentirse parte del grupo y unirse a todas las actividades es extremadamente importante para ellos.

Los hijos se sienten cómodos entre otros que están experimentando lo mismo que ellos. La sexualidad temprana, los cambios en el cuerpo, la inseguridad, la curiosidad… Entre iguales se sienten menos juzgados y buscan su apoyo y consejo ante cualquier problema.

Hay que tener en cuenta también los cambios cognitivos que experimenta un adolescente tras haber dejado atrás la infancia. Ahora es más capaz de expresar sus emociones y sentimientos, tienen más empatía y sensibilidad y son capaces de entender mejor a sus compañeros.

Las amistades influyen de forma ligeramente diferente a los chicos y a las chicas. Mientras ellos suelen tener mayor número de amigos, ellas tienen menos pero más cercanas. Cuanta mayor proximidad e intimidad hay entre amigos, mejor autoestima tiene el adolescente y mejor rendimiento académico tienen.

Una de las cosas más importantes para ellos es sentirse iguales y por eso suele haber cierta mimetización en la forma de vestir y de comportarse. Los hijos buscan ser diferentes a sus padres y pertenecer a un grupo, con todo lo que ello conlleva.

Si el adolescente está cerca de un grupo que consume drogas, que tiene interés por las relaciones o que está familiarizado con la violencia, él terminará formando parte de todos esos roles a no ser que se aleje.

Es muy importante comprender la necesidad que tienen los hijos en esta etapa de sentirse autónomos, válidos y libres. Creen que convertirse en adulto es hacer lo que uno quiera y tienen muchas ganas y prisas por crecer.

Los padres tienen que comprender esta etapa como lo que es, una etapa. Para poder conseguir los mejores resultados se debe haber invertido mucho tiempo en convertir al niño en un jovencito autónomo, con personalidad, curioso y respetuoso, con una autoestima fuerte y con facilidad para expresarse.

Además, si los padres quieren que sus hijos tengan amistades sanas, deben procurar que sus retoños frecuenten y sean felices en ambientes sanos, como los clubs deportivos, por ejemplo. Eso allanará el tortuoso camino de la adolescencia y la amistad.

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