
En ocasiones hemos hablado sobre lo complicada que es la adolescencia y la enorme cantidad de cambios que sufre la mente de alguien que está en esa etapa. Una mezcla de novedad, retos, conflictos, dilemas y cambios en las relaciones con amigos, familia y con uno mismo.
Se trata de una etapa de crecimiento determinante en la vida de cualquier persona, ya que es durante la misma cuando se fijan ciertos roles de comportamiento, se asienta la confianza y el carácter.
Es en este momento cuando más importante es que el adolescente tenga una autoestima fuerte, que se conozca a sí mismo y que expresen seguridad en su comportamiento.
La realidad es que los adolescentes suelen ser seres llenos de inseguridades, dudas y problemas, debido a los cambios que sufre su cuerpo y todo lo que sucede a su alrededor.
Es tarea de padres y educadores que los jóvenes no se sientan abrumados por todos esos cambios y que las dudas que estos les provocan no mermen el amor que sienten por ellos mismos y su valía personal.
Quizás un adolescente no tiene mucha autoestima porque desde casa no se ha fomentado el amor propio, el respeto y la defensa de la opinión personal desde que era un niño. Puede ser que en el colegio haya sufrido ataques de otros compañeros que también hayan influido.
¿Cómo puede fomentarse la autoestima de un adolescente?
- Debe hacer una lista de sus puntos fuertes y sus cualidades y asociarlos a acciones que expresen la realidad de estas cualidades. Por ejemplo, puede apuntar que es alguien generoso y escribir las últimas ocasiones en las que actuó de forma generosa.
- Cada triunfo debe celebrarse como si fuera el más importante del mundo. Sea un examen, un trabajo de clase aprobado, un reto superado… Cualquier cosa es susceptible de convertirse en una celebración.
- Es interesante mirarse al espejo de vez en cuando y regodearse de la belleza que todos tenemos en nuestro interior. Hay que expresar en voz alta lo mucho que uno se quiere y destacar las partes que más nos gustan de nuestro físico.
- Un adolescente debe comenzar a comprender que solo es responsable de su felicidad y que nadie más puede proporcionársela, ni las cosas materiales, ni los amigos, ni una pareja. La felicidad viene desde dentro.
- Es importante que el adolescente no se deje influir por las opiniones de los demás. Se les puede escuchar y valorar, pero hasta cierto punto racional, nada más. Para ello hay que pensar que como nuestras acciones surgen de nuestro comportamiento y de nuestras decisiones, nadie puede decirnos cómo hacer las cosas sin razón alguna.
- Compararse con otras personas es inútil. Cada uno somos de una manera, tenemos unas circunstancias, unos complejos y unos problemas. Si el adolescente siente cierta envidia y se compara con otra persona, debe pensar que no es ni inferior ni superior, cada uno es de una manera y podemos esforzarnos para ser nuestra mejor versión, pero en ningún caso para parecernos a alguien.
- En ocasiones, el adolescente puede sentirse presionado para hacer algo o para pensar de cierta manera. Aunque sea complicado, sobre todo en un momento en el que se busca la aceptación del grupo, es importante que el adolescente sea capaz de ser sincero con sí mismo y haga lo que le apetezca hacer, puesto que nadie más va a sufrir las consecuencias de las acciones que uno mismo.
Padres y educadores deben ayudar a fortalecer la autoestima del adolescente de la mejor manera posible. De esta manera, crecerá como un adulto seguro de sí mismo, fuerte y feliz.
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