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12 AGO
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Una buena comunicación es fundamental en todos los aspectos de la vida de un niño. Poder hablar con franqueza, sinceridad y transparencia es la base de la conexión íntima que unos padres y unos hijos pueden tener.

Eso sí, este ambiente de comunicación no surge solo. Hay que trabajar para que se cree, se fortalezca y sea el punto de apoyo de padres e hijos a la hora de prever y tratar los diferentes problemas que pueden surgir tanto en la infancia como en la adolescencia.

Además, una buena comunicación ayuda a sus hijos a sentirse amados y respetados, a mejorar su amor propio y a generar un buen modelo de comunicación para que ellos lo imiten en el futuro.

¿Cómo se puede crear un ambiente de comunicación efectiva?

Los hijos imitan a sus padres, ellos son el espejo en el que los pequeños se miran y lo primero que aprenden. Por lo tanto, los padres deben tener un buen patrón de comunicación y comportamiento entre ellos antes de querer enseñar nada a sus hijos.

No hay que esperar a que el niño sepa hablar para comenzar a expresarse de forma abierta y efectiva. Teniéndoles en brazos hay que decirles cómo se siente, cómo ha ido su día, qué es lo que le preocupa, qué ha sido bueno de su día.

Cuanta mayor costumbre se cultive de expresarse, resaltar lo bueno, hablar con sinceridad y poner nombre a lo que se siente, más sencillo será que el niño lo perciba.

Más adelante, hay que esforzarse por estar disponible ante cualquier pregunta o dificultad que tenga el niño. Es en esos momentos en los que el pequeño de la casa percibe que es atendido y tenido en cuenta, cada día.

Después, cuando el niño es un adolescente, parece más complicado expresar el amor de forma natural, ya no corren a los brazos de sus padres para recibir besos precisamente. Pero eso no significa que no lo necesita.

Hay que seguir dando amor y expresando en voz alta frases positivas acerca de su aspecto, de sus actitudes, de sus aptitudes, de su capacidad y de sus logros, por lo pequeños que sean. También hay que aprovechar cada día para pasar un rato juntos, sobre todo si puede ser a la hora de desayunar, comer o cenar.

Deben notar en las conversaciones que se les tiene en cuenta, que son interlocutores válidos y que sus opiniones tienen peso. Se puede potenciar usando frases como ‘Me ha encantado eso que acabas de decir’, ‘creo que ese punto de vista es muy interesante’, ‘no se me había ocurrido, qué original’, ‘tiene mucho sentido lo que cuentas’, ‘me encanta hablar contigo’.

A través de este tipo de frases deben sentirse escuchados, deben sentir que su personalidad es aprobada y afianzada, que se les respeta y se les ama por lo que son. Todo eso fortalecerá un canal de comunicación adecuado.

¿Qué puede decir un padre para forjar una buena conversación con sus hijos?

El lenguaje es muy importante. No solo basta con sentarse, mirar al hijo y quedarse callado. El adulto debe expresar en voz alta, de forma sincera, para que la conversación sea fluida, abierta y transparente.

Algunas de las fórmulas que se pueden usar es ‘Me encantaría escucharte hablar sobre esto’, ‘te escucho’, ‘Me gusta lo que dices’, ‘háblame más de esto’, ‘explícame esto, me encantaría oírlo’, ‘¿qué piensas tú de esto?’, ‘ ¿de qué quieres hablar?’…

Estas frases no son solo palabras. Deben ser 100% ciertas y estar acompañadas por absoluta atención ante los hijos. Es el momento de apagar la televisión, dejar el móvil apartado y dedicarles tiempo de calidad.

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